“Hemos aprendido mucho: aislados no podemos, hay que aliarnos, y además, estos proyectos de relación con la comunidad, no terminan con el año escolar, hay que seguir trabajando aunque ya tengamos logros”. Estas palabras de una de las docentes relatoras de las experiencias de proyectos del eje de ciudadanía, relación escuela – comunidad, socializadas el 18 de julio, a pocas semanas de terminar el año escolar en Venezuela, resumen las lecciones aprendidas con esas experiencias.
La educación venezolana está en crisis desde hace años: más de un millón niños, niñas, adolescentes y jóvenes fuera de las aulas, abandono de las aulas de docentes, incapaces de vivir con los salarios de hambre – los más más bajos de América Latina – y la emergencia humanitaria compleja que vive el país, hace difícil mantener escuelas abiertas y mucho más, el innovar y mantener el ánimo. Por eso hay que valorar este esfuerzo, la creatividad y el entusiasmo mostrado en estas 11 experiencias socializadas en julio en Fe y Alegría Venezuela.
En todo el país, hubo 91 proyectos en esta línea de escuela–comunidad, pero cada una de las 9 zonas del Programa Nacional de Escuelas, compartió en su zona los proyectos terminados, y seleccionó uno para este evento – virtual, nacional realizado el pasado 18 de julio. Resaltamos algunos elementos.
En primer lugar, los problemas seleccionados, convertidos en retos, no salieron de la cabeza del equipo directivo, sino de un análisis de contexto, realizado con consultas a todo el personal, alumnos, familias y en unos cuantos casos, con vecinos de la comunidad. Hubo discernimiento para elección. El deterioro del ambiente, violencia contra niños y niñas y violencia de género, abandono de espacios públicos, salud, derechos humanos, servicios públicos… todo eso fue saliendo en el análisis, pero había que elegir uno. Ese proceso ya supuso aprendizajes.
En segundo lugar, la variedad, con mucha creatividad en el abordaje para llamar la atención de vecinos, formar alianzas – sin exclusión -, generar participación de los jóvenes estudiantes…Hubo títeres, murales, recorrido de las calles, consultas a expertos, encuestas, reajustes…
En tercer lugar, como ya lo mencionamos, la convicción de que no se trata simplemente de una “tarea”, que las transformaciones en la comunidad, suponen paciencia y perseverancia y que hay que continuar con acciones de refuerzo, aunque ya se haya terminado el año escolar. Esto habla de madurez ciudadana.
En esos 11 proyectos presentados, uno tenía que ver con salud – aprovechando que el colegio tiene mención de “Servicios de salud” como una de sus menciones; dos tenían que ver con el agua – potabilización y construcción de filtros con grava -; ambiente: 1, tratamiento de desechos sólidos, y otro, arborización; empoderamiento de la mujer, para enfrentar la violencia de género, y otro sobre derechos de los niños y niñas, con acciones en escuelas vecinas; recuperación de una plaza del pueblo; abordaje de un problema de seguridad en la comunidad por el peligro de un paso de una quebrada que no tiene puente…
De verdad, en medio de tanto drama en el país, con una educación muy poco atendida por el Estado, esta jornada de ciudadanía escolar, sin conocer el resto de los 91 proyectos en todo el país, habla muy bien de los herederos del padre Vélaz, quien estará viendo desde el cielo, que la “chispa legó al incendio”.
Luisa Pernalete pertenece al Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín | Fe y Alegría en Venezuela/ @luisaconpaz