Un arzobispo, que participa en el Sínodo de la Sinodalidad, compartió que en su arquidiócesis todas las parroquias están construyendo una capilla de adoración perpetua y que “es increíble” la cantidad de tiempo que los jóvenes rezan ante el Santísimo Sacramento.
El Sínodo de la Sinodalidad fue convocado en el mes de octubre de 2021 bajo el lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. A la sesión que se desarrolla este mes de octubre en Roma han sido convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tendrán derecho a voto.
Mons. Andrew Nkea Fuanya, Arzobispo de Bamenda y presidente de la Conferencia Episcopal de Camerún, compartió en su intervención en la rueda de prensa de este jueves 12 de octubre que en su arquidiócesis ha convocado en este 2023 un Año de la Eucaristía.
Por esa razón, precisó, “todas las parroquias están construyendo una capilla de adoración perpetua. Y así esta adoración perpetua se da en todas las parroquias. Es increíble, no podría explicarlo aquí, la cantidad de tiempo que los jóvenes pasan ante el Santísimo Sacramento”. “Y si piensa en otras diócesis donde los jóvenes van a la adoración perpetua, es una experiencia increíble”, añadió.
El Prelado africano resaltó luego la importancia de la formación en la Iglesia y precisó que si bien se ha puesto el foco en los movimientos eclesiales, esta dimensión es también fundamental para los jóvenes.
“Los jóvenes no sólo deben tener formación en los movimientos, sino también en las parroquias”, indicó el Arzobispo, quien señaló que debe haber programas, con personas sabias, “para guiarlos en las decisiones que toman para la vida”.
Sobre el mismo tema, la italiana Margaret Karram, presidenta del movimiento de los Focolares, comentó que la formación continua debe darse para todos los miembros de la Iglesia, laicos y clero.
En el caso de los jóvenes, resaltó que “tienen una sed de ser formados en la fe en el encuentro con Jesús”. En ese sentido, destacó, “si nuestra fe no está centrada en Jesús, en el Evangelio, es inútil la sola formación teológica”.
El Arzobispo de Bamenda indicó, por otro lado, que “el Sínodo es un gran consuelo para África, donde nos sentimos abandonados con todos los problemas (…) como la guerra” y es además una “oportunidad para que se escuchen las voces” de su continente.
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