Más de 1.000 civiles perdieron la vida en ataques desde la llegada al poder de los talibanes en Afganistán, según reveló un informe de las Naciones Unidas (ONU).
A pesar de que la cifra de víctimas disminuyó significativamente en comparación con los años de guerra e insurgencia previos, la violencia continúa cobrando un alto precio para la población civil.
Entre mediados de agosto y finales de mayo de 2021, se registraron un total de 3.774 víctimas civiles, incluyendo 1.095 fallecidos.
Estos datos contrastan con las 8.820 víctimas civiles y 3.035 muertes registradas solo en 2020, según informes anteriores de la ONU.
Los ataques con artefactos explosivos improvisados en zonas concurridas, como lugares de culto, escuelas y mercados, representaron tres cuartas partes de los incidentes reportados.
El informe también destaca el aumento significativo de los daños causados a civiles en lugares de rezo y la comunidad hazara, mayoritariamente chií, siendo uno de los blancos más afectados.
Con información de AP
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