Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, presentó recientemente un informe donde se refirió a la minería ilegal que han denunciado diversos activistas, organizaciones y políticos de Venezuela.

A continuación algunos apuntes sobre el tema, con fuentes consultadas por Radio Fe y Alegría Noticias durante los últimos días.

Vidas en peligro

Una persona que decida dedicarse a la minería arriesga su vida en huecos con pocos oxígeno, en condiciones infrahumanas y cargando sacos pesados, para entregar el 60% de la arena y piedra que pueda sacar después de largas horas picando bajo la tierra.

Así describió Aiskel Andrade, directora del Centro de Estudios Regionales de la UCAB Guayana, el trabajo de la minería al sur del estado Bolívar.

Andrade resaltó que además de este contexto, el trabajo “no genera mejores condiciones de vida para las personas que se dedican a ella”.

Expansión en Amazonas

Luis Betancourt Montenegro, coordinador del Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía (GRIAM), afirmó que actualmente la minería ilegal se ha extendido a los siete municipios del estado Amazonas.

Esto marca una diferencia con 1989, cuando se concentraba únicamente en la cabecera del río Orinoco, desempeñada por garimpeiros provenientes de Brasil.

Según Betancourt, esta expansión evidencia un crecimiento significativo de la actividad minera y del traslado de grupos relacionados con dicha actividad.

Detalló que el Parque Nacional Yapacana, donde recientemente fueron desalojados más de 4.000 personas, es el área con mayor concentración de yacimientos mineros, albergando entre 15 mil y 20 mil personas dedicadas a actividades ilícitas.

Asimismo, Betancourt señaló que también hay una presencia considerable de garimpeiros en las fuentes del río Orinoco, así como en los municipios Autana y en Atures, aunque en menor escala y con extracción de minerales distintos al oro.

Alerta por el mercurio

En otro orden de ideas, Betancourt afirmó que un miligramo de mercurio puede afectar una superficie fluvial de aproximadamente 200 mil metros cuadrado (20 mil hectáreas), comprometiendo todo el ecosistema.

“El mercurio afecta al pez o animal que lo consuma, este sufre un proceso de bioacumulación de este metal líquido y, si el ser humano consume ese animal o pez, su salud queda comprometida”, explicó.

Betancourt brindó estas declaraciones en un contexto en el que el sur de Venezuela está “gravemente expuesto” al mercurio como consecuencia de la minería ilegal que tiene lugar en la zona, en la que se encuentran Bolívar y Amazonas, según una advertencia del Proyecto EPA.

También contó que el exceso de mercurio en el ser humano “provoca problemas renales, neurológicos y cambios en el estado de ánimo”, que en el caso de los indígenas, son patologías que no padecían.

¿Qué se puede hacer?

Aiskel Andrade, directora del Centro de Estudios Regionales de la UCAB Guayana, destacó la necesidad de implementar una reordenación en este sector.

Andrade hizo hincapié en la importancia de una nueva política minera, el fortalecimiento del Registro Único de Mineros y una red de responsabilidad absoluta hacia la vida de los trabajadores, tal como se practica en otros países a nivel mundial.

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