La Asamblea Nacional se ha propuesto derogar la Ley de cooperación internacional de 1958, por considerar que es obsoleto y no aplicable a «los nuevos tiempos».
El organismo legislativo también argumentó que los cambios jurídicos, políticos, sociales y el desarrollo del escenario internacional es distinto a 1958, por tanto es impostergable la modificación.
En texto argumentativo previo a las propuestas, la AN afirma que la «vieja Ley» tampoco es compatible el proceder del actual gobierno. La Ley de 1958 supondría no solo el atraso, sino también la dominación de los Estados poderosos a aquellos países pobres del mundo.
Asimismo, sostienen que el gobierno de Maduro avanza hacia «la patria grande, basada en los principios de respeto, soberanía, y autodeterminación de los pueblos, cooperación, diversidad, complementariedad y las asimetrías».
Esta propuesta que lidera la comisión de Política Exterior de la AN, también argumentó que esta Ley ayudaría al Estado venezolano a continuar con una política distante a los Estados neoliberales.
En ese sentido, aseguran que tanto el grupo de Lima, Canadá y parte de Europa intentan sostener un mundo unipolar.
El concepto de la unipolaridad del mundo es contrario, según el texto, a los principios que predica el gobierno venezolano con Nicolás Maduro como líder político.
Una vez más mencionaron al Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio y al Banco Interamericano de Desarrollo, como factores de dominación por parte de los países poderosos.
Además, acusan a los mencionados organismos internacionales de servir para fomentar una política de subordinación de los pueblos. De acuerdo con la AN, en los organismos internacionales privan decisiones por intereses económicos y geopolíticos.
La comisión permanente de Política Exterior también sustenta que en el mundo está ocurriendo un auge de los movimientos sociales, y que «el modelo bolivariano» es un claro «ejemplo» para el mundo.
Para el Parlamento, el modelo que impulsa Venezuela a través del Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) en un mecanismo propicio y es una respuesta a los «intereses hegemónicos».