Ya tenemos cronograma electoral en Venezuela. Definitivamente, como se esperaba, tendremos una elección presidencial para el segundo semestre de 2024, específicamente el día 28 de julio. Aunque los tiempos son relativamente cortos para abordar diferentes aspectos, entre ellos, lo de la inscripción de nuevos votantes y los ajustes de cambios de domicilio, ya existe un marco establecido con tiempos y perfiles para sobrellevar el proceso comicial.

Más allá de todas las discusiones, especulaciones, maniobras, diferencias y contrastes en torno al definitivo anuncio del cronograma junto al día D, existe una señal contundente que está enviando la opinión pública venezolana a todo este entramado de diferencias políticas: el amplio y legítimo deseo de participación ciudadana.

Sí, es algo extremadamente significativo y que llama poderosamente la atención, aun en medio del clima de crispación político que dificulta el ejercicio de la democracia en términos plenos y aceptables por todas las partes en disputa.

Alta disposición a participar

Los datos que nos aportan las diferentes encuestadoras dan cuenta de un deseo de participación que supera 70% de la población. La gente está muy decidida a votar y, además, otro dato no menor, se refiere a la conciencia que tienen los votantes de las dificultades que implica un proceso de esta naturaleza en Venezuela.

Vale decir que, aunque el cronograma está ajustado y dificulta la organización del voto en el exterior y para los nuevos votantes, abre una posibilidad cierta de participación con una amplia valoración popular.

Esta señal debe ser leída con mucha serenidad y cautela por parte del liderazgo político. ¿Qué nos estará queriendo decir la población venezolana con esta señal tan contundente? Tener un amplio deseo de votar aun en medio de las complejas circunstancias que hemos atravesado en Venezuela en los últimos tiempos, incluida la desconexión con la política, los partidos y los líderes, es algo que merece ser estudiado con mayor profundidad.

Y, obviamente, esto puede tener profundos impactos políticos a corto plazo. La Venezuela de 2024 pareciera ser muy diferente a la de pocos meses atrás. Repentinamente, el último trimestre de 2023 ha marcado una pauta que podría definir un rumbo distinto en los procesos de participación política en el país.

Metamensajes

La política, como la vida, está llena de señales. La historia está repleta de ejemplos donde, líderes que no supieron interpretarlas y darles lecturas correctas, fueron arrastrados por la fuerza de las circunstancias. Dieron margen para que, a través de rendijas pequeñas, surgieran voces y eventos que trastocaron los destinos de millones de personas.

Esa es la dialéctica y en la Venezuela de hoy, tras bastidores, una nueva tesis ha venido surgiendo para acompañar un proceso de renovación institucional que permita retomar una senda de progreso continuo, para una población que ha sido mermada por la migración de los últimos años.

Una amplia y legítima participación política servirá de ápice para provocar impactos en la cotidianidad de los venezolanos. El 28 de julio puede ser la confluencia de varios “metamensajes” que rondan el ambiente venezolano de 2024. Y más allá de lo que opinen o digan algunos líderes políticos, en esta ventana de oportunidad, la palabra definitiva la puede tener la población.

Piero Trepiccione es politólogo y coordinador del Centro Gumilla en el estado Lara | @polis360

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