Los trabajadores de empresas privadas que viven al sur y norte de Tucupita, zonas más lejanas al centro de la localidad, piden consideración ante su realidad.
Por la suspensión del servicio de transporte público, ahora deben caminar, como mínimo, una hora y media todos los días.
El transporte está suspendido por el Coronavirus. Hay temor de que este sea un foco de contagio masivo. En el Delta no se registran aún casos de COVID-19.
Por otra parte, la misma gobernadora Lizeta Hernández admitió que existe una crisis de combustible en la entidad, pero ha culpado al «imperio norteamericano» de esta realidad por la que ahora atraviesa el país petrolero.
Varios trabajadores que viven lejos del centro de Tucupita han estado caminando hasta sus lugares de trabajo por más de 40 días.
Desde Paloma, la zona más cercana al área comercial, pueden demorarse una hora y media, pero hay comunidades más lejanas.
Estas personas exigen la creación de una ruta especial de transporte supervisado para no tener que caminar más. Solo una minoría de empresarios traslada a sus trabajadores, pero la mayoría los han dejado «a la buena de Dios» para que se movilicen.