Los iraníes comenzaron a votar este viernes 18 de junio para elegir a un nuevo presidente, en un proceso que probablemente ganará un ultraconservador y leal al establishment religioso.
Cerca de 60 millones de personas están llamadas a votar hasta la medianoche, y podría extenderse dos horas más, y cuyos resultados se conocerán la mañana del sábado, según las autoridades.
El ultraconservador Ebrahim Raisi, jefe de la Autoridad Judicial de 60 años, no tiene rivales de peso tras la descalificación de sus principales adversarios políticos y aparece como claro favorito para ganar las elecciones, que marcan el fin de una campaña electoral que despertó poco entusiasmo entre los iraníes.
Sondeos proyectan inédita abstención
Según los pocos sondeos disponibles, la abstención podría llegar a un nivel inédito y superar el 57%.
Ante los llamados a boicotear la votación, Jamenei llamó el miércoles a sus compatriotas a participar masivamente en el escrutinio para elegir un «presidente fuerte».
En mayo, el consejo de guardianes de la Constitución, órgano no electo encargado de controlar las presidenciales, autorizó la candidatura de siete hombres.
Pero solo cuatro quedaron en la contienda, luego de que tres desistieran de participar, y dos de ellos llamaron a votar por Raisi.
Candidatos desconocidos
Sus rivales son un diputado poco conocido, Amirhosein Ghazizadeh-Hachémi; un excomandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, el general Mohsen Rezai, y un tecnócrata, Abdolnaser Hemati, expresidente del Banco Central.
El presidente tiene poderes limitados en Irán, donde el poder real está en manos del guía supremo, Jamenei.
El descontento y rechazo a las autoridades se vive más abiertamente ante la grave crisis económica y social provocada por el restablecimiento de sanciones estadounidenses.
Para la oposición en el exilio y las ONG, Raisi es la encarnación de la represión y su nombre está asociado a las ejecuciones en masa de detenidos de izquierda en 1988, aunque él niega toda participación.
Fuente: DW