La reconstrucción de la Cota 905 se quedó en promesa

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Foto: Edwin Rodríguez

Los Vecinos de la Cota 905 exigen servicios públicos eficientes y que paren las detenciones arbitrarias.

El barrio El Naranjal está ubicado entre las parroquias capitalinas Santa Rosalía y El Paraíso. Sus linderos son El Cementerio General del Sur y la avenida Antonio Guzmán Blanco, conocida como la Cota 905.

Cuentan sus pobladores que a principio de la década de los 50 -del siglo pasado- allí existió una frondosa hacienda de naranjas perteneciente a la familia del General Marcos Pérez Jiménez. La familia presidencial pernoctaba en esta hacienda algunos fines de semana y poseía una lujosa quinta como posadera.

Fue en 1953 cuando se terminó la construcción de la Cota 905, avenida alternativa de la urbanización El Paraíso. Esta zona servía de veraneo para los políticos de la época. Según ellos allí soplaba la mejor brisa de la ciudad.

Pérez Jiménez era implacable con la construcción de ranchos en la zona, el sector estaba tomado permanentemente por la llamada Seguridad Nacional.

Con la caída de Pérez Jiménez, esta hacienda de naranjas fue tomada por hombres y mujeres que llegaban del interior del país  a la ciudad de Caracas en búsqueda de una vida mejor y así fue como comenzó a poblarse.

Cota 905

En el llamado Plan de Emergencia (1958) implementado por el reciente Gobierno, nació el Instituto Nacional de Viviendas (INAVI) y a través del Banco Obrero se construyeron las primeras viviendas en lo que hoy llaman El Naranjal Uno. Con el pasar del tiempo, aumentó el número de familias y nacieron El Naranjal Dos y Tres.

La cota pide agua, transporte y electricidad

Han pasado 60 años y las naranjas desaparecieron. Más de cinco mil personas viven en este sector del sureste de la ciudad de Caracas en medio de graves problemas con los servicios públicos. La falta de transporte, agua, electricidad y viejas filtraciones aquejan a los pisatarios.

Entre otras denuncia graves, los vecinos acusan a las fuerzas policiales acantonadas en la zona después de la Operación Gran Cacique Indio Guaicaipuro de violar sistemáticamente los derechos humanos de sus ciudadanos.

La matraca, el martillo y las detenciones arbitrarias son el pan nuestro de cada día.

La reconstrucción de la Cota 905 quedó en promesa

Los vecinos piden al presidente, a la alcaldesa y a todos los entes del Estado a que cumplan con el asfaltado, el suministro de agua potable, la reparación de las filtraciones, el servicio de MetroBus, la telefonía, el servicio eléctrico, la comida del CLAP y sobre todo que cese la discriminación por la pobreza.

Radio Fe y Alegría Noticias sigue escuchando las Voces de la Emergencia.