Juana Alonso Santizo, originaria del municipio de San Mateo Ixtatán (Guatemala), recuperó su libertad, tras permanecer casi ocho años en una prisión preventiva en Tamaulipas (México).
Alonso Santizo fue detenida en 2014 por autoridades mexicanas cuando intentó migrar a EE.UU., huía de la violencia y la pobreza. Fue acusada de cometer el delito de secuestro.
La mujer sufrió discriminación por no hablar castellano, sino chuj, su lengua materna, esta situación se convirtió en una barrera para declarar ante un jurado que finalmente la envió a prisión.
Pedro Alonso, tío de Juana, indicó que su sobrina sufrió torturas y amenazas de las autoridades mexicanas.
Le hicieron firmar una declaración en la que aceptaba la responsabilidad de lo que se le acusaba. No tuvo derecho a la defensa ni a un intérprete.
La realidad cambió cuando ofreció su testimonio al delegado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas en México.
“Su delito es hablar su lengua chuj, no haber podido asistir a una escuela que le enseñara castellano”, dijo el Delegado.
Tras varias protestas y marchas, la noticia llegó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que la semana pasada pidió públicamente su liberación.