A lo largo y ancho de Panamá se desarrollan concentraciones de personas en su lucha contra la minería.
Por su parte, en la Universidad de Panamá, la casa de estudios universitarios más importante del país, los estudiantes no han cesado en sus protestas.
Mientras esto sucede, los líderes de los distintos movimientos sociales también se han sumado a las protestas y pronunciamientos, según Contacto Sur, un informativo internacional que transmite Radio Fe y Alegría Noticias en Venezuela.
Todos coinciden en rechazar los contratos mineros que lleva adelante el Gobierno de Panamá, argumentando que la minería ilegal será un hecho terrible y sus consecuencias negativas serán irreversibles.
Mientras esto ocurre, el Gobierno y los defensores de las actividades mineras aseguran al pueblo panameño que esta práctica es la solución al desempleo, pensiones a los jubilados, ingreso de fondos a la caja social y otros beneficios sociales.
Con el cambio climático, hay una realidad latente en Panamá: la escasez de agua. Con ello, vuelve a la agenda priorizada de la sociedad civil el tema de los embalses. Un desarrollo de grandes magnitudes de la minería afectaría enormemente estos embalses y con ello vendría una severa crisis de agua tras la contaminación de las fuentes hídricas.
ONG asegura que hay mayor crisis ambiental
El biólogo y director de la asociación Adopta Bosque Panamá, Guido Berguido, aseveró que el momento del calentamiento global quedó atrás. Ahora existe una ebullición global, un hecho que es mucho más grave.
“Estamos viviendo una crisis climática por el calentamiento global. De hecho, ya las Naciones Unidas declaró que pasamos la época del calentamiento global; ya estamos en el momento de la ebullición global porque estamos llegando a un punto dramático de nuestra historia. De lo que se hablaba décadas atrás, ya estamos viendo las repercusiones y la realidad que pasa día a día”, dijo.
También aseguró que en el caso de Panamá las consecuencias de la ebullición global se están viendo de manera más acentuada.
“En Panamá estamos viendo que cada año se están acentuando más las épocas secas. Los fenómenos de El Niño se están haciendo más extremos y más prolongados. De hecho, este año ha sido prácticamente un año sin paralelo en la historia de las últimas décadas donde no tenemos agua”, aseveró.
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