Desde 1989 cada 20 de noviembre se utiliza en el mundo para recordar y renovar el compromiso de todos los países para detener los abusos, explotación y violencia de todo tipo contra los niños y niñas, a través de la Convención sobre los derechos de los niños .
Por eso es digna la ocasión para poner la lupa sobre los crecientes casos de abuso, explotación sexual y violencia contra los niños y niñas en esta Región del continente americano.
El Consejo Latinoamericano CEPROME apunta que en América Latina no menos de 6 millones de niños, niñas y adolescentes son objeto de agresiones severas y 80 mil mueren cada año por la violencia que se presenta al interior de la familia.
En esa línea destaca, desafortunadamente, que «la trata de menores de edad, la explotación sexual, el maltrato infantil, el abuso en cualquiera de sus modalidades, son situaciones que lejos de estar superadas se han acrecentado en todo el mundo, incluso en época de pandemia».
Otro de los problemas que visibiliza la organización es el del abuso sexual intrafamiliar, que en el bienio 2020-2021 se ha incrementado alrededor de un 40%.
Además de la trágica y escandalosa realidad de la migración forzada de niños, niñas y adolescentes, que por causas diversas deben abandonar sus países de origen y hacerlo en casi un 80% sin compañía de sus padres o de algún adulto que los cuide y proteja.
Ante ello, la Convención de los Derechos del Niño establece en su artículo 19 que “es obligación del Estado parte proteger a los niños de todas las formas de violencia y maltrato, que hayan hecho padres, madres o cualquier otra persona dedicada a su cuidado”. Por ello los gobiernos y las organizaciones sociales están llamadas a tener un papel importante en la promoción del respeto del derecho infantil
Por otro lado, en Venezuela diferentes ONG en materia de derechos de los niños y niñas resaltan también la importancia del Día Mundial de la Prevención del Abuso Sexual Infantil que radica en que los abusos y la explotación de la infancia, especialmente de tipo sexual, constituyen un problema universal y alarmante.
El Consejo invita «a la sociedad civil, a los Estados, a las iglesias, a las instituciones defensoras de derechos humanos para que entre todos promovamos una cultura respetuosa de la dignidad del niño, creemos entornos protectores de la infancia y promovamos en serio el derecho a una vida libre de violencia».