¿Qué es ser adulto mayor en Venezuela? ¿Son abuelos?, ¿trabajan?, ¿se alimentan bien?, ¿tienen sus medicinas?
Hoy, este 29 de mayo en Radio Fe y Alegría Noticias compartimos las vivencias de un grupo de personas de más de 60 años, en el marco del Día Nacional del Adulto Mayor.
Ser adulto mayor en Venezuela
Es evidente que la gran mayoría de los adultos mayores en Venezuela enfrentan situaciones complicadas por no tener un sustento económico, acceso a las medicinas y los alimentos necesarios para su dieta y por no poder cubrir un seguro médico.
Quienes pueden llevar una vejez más tranquila cuentan con la ayuda de familiares, vecinos, colegas. Otros trabajan, sienten energía en su cuerpo para hacerlo, sea en una oficina, institución, el campo o desde su hogar.
¿Y los derechos dónde están?
Reiteradas veces uno de los grupos más vulnerados sale a protestar a las calles para exigir reivindicación de sus derechos por todos sus años de servicio al país. Esos son los jubilados y pensionados, quienes no piden más que lo que por ley les corresponde.
Con una pensión que al cambio equivale a unos 25 dólares, los adultos mayores se cansaron de esperar que no se cumpla lo establecido en el artículo 91 de la Constitución de Venezuela, el cual expresa que el salario debe estar ajustado al costo de la Canasta Básica.
Desde su propia voz
Jubilados y pensionados reclaman sus derechos
En Monagas, Elena Díaz expresó a Radio Fe y Alegría Noticias que los adultos mayores son humillados: «¿Cómo hago para comprar mis medicinas que tienen un costo de más de 40 dólares, no tenemos ni para comprar alimentos. Nos morimos de hambre».
En Guárico, Dailuves Flores, representante de la Asociación de Jubilados en Venezuela, dijo que lo que gana por la pensión, no cubre la compra de alimentos y medicina que tiene que hacer durante el mes.
Rigoberto García, jubilado por el Ministerio de Educación, indicó que lo que cobra de pensión no le alcanza «ni siquiera para comprar un cartón de huevo».
«Hoy los trabajadores del Táchira representan el Cristo sufriente de la educación, sanidad y de la administración pública, el Cristo flagelado por los bajos salarios, el Cristo coronado de espinas por la falta de seguridad social que en estos momentos vivimos todos los trabajadores venezolanos», expresó un pensionado andino.
Los más viejos
Aunque esta población que va a las calles es más joven. Hay adultos mayores con más de 80 años que desde sus casas apoyan las manifestaciones para velar por sus derechos.
A esa edad la vida la ven diferente. Viven entre los recuerdos, de querer hablar un buen rato, de amar el silencio a veces, de disfrutar el sabor de un dulce. Se sientan a ver la televisión mientras sus compañeros están en la calle abogando también por ellos.
Pero mientras están allí viendo la TV, están sufriendo por no llevar una vejez tranquila con recursos, tal como deseaban.
Ese es el caso de Ana Rodríguez. Tiene 75 años de edad y es habitante de la parroquia Sinamaica del municipio Guajira, estado Zulia. En entrevista pasado con Radio Fe y Alegría Noticias contó que debe cubrir su casa con palmeras, plástico o tela para que no se le caiga.
«Cuando hay viento, me levanto corriendo del chinchorro porque me da miedo de que el rancho se venga abajo y me caiga encima.
«Aquí no tenemos ayuda de nadie», dijo Rodríguez.
Por su parte, Jesús Manuel Maparí, de 85 años de edad, también habitante de la Guajira, expresó que es hipertenso y no trabaja porque está incapacitado.
Lo que hace para sobrevivir es pedirle cinco «bolivaritos» a uno de sus hijos para comprar la bolsa de Mercal.
«Tengo que rogar a que me la traigan (la bolsa de Mercal). No puedo cargar ese peso porque sufro de la vesícula y no me la pueden operar porque soy hipertenso. Tenemos que hacer todo lo posible para sobrevivir», refirió.
Otras dos abuelas viven una situación similar. Juntas en una «casita» en Maracaibo, Zulia, pasan sus días. Una de ellas, la señora Ladys Ojeda, viaja cada vez que puede a Colombia, su país natal, a verse con el cardiologo porque tiene un catéter en su corazón. Allá la atienden y le dan sus medicamentos porque brindan atención gratuita para los adultos mayores nacionales.
Vive gracias a que alquiló habitaciones en su casa, porque dice que con la pensión y lo que le envía su hija no le alcanza. Ayuda a su amiga, que le iguala su edad (65 años) porque a ella sus hijos no le ayudan, la pensión no le alcanza más que para mantener su «negocito» de venta de helados en la casa. Así es que puede generar un pequeño ingreso extra.
También hay historias que sorprenden como la de Luis Guerra que con 91 años aún trabaja como sastre. Tiene algunos clientes y eso le mantiene activo, porque hace lo que le gusta. Conserva su energía, come sano, tiene acceso a sus medicinas. Podría decirse que vive bien gracias al apoyo de toda su familia: sus hijos, sus nietos, hermanos y sobrinos.
Algunos de los adultos mayores en Venezuela viven bien, otros no tanto y algunos mucho menos como los cientos de viejos en casa hogares que necesitan ayuda o los cientos de viejos solos en sus casas anhelando ser escuchados.
Son muchos los abuelos que piden atención de las personas y del Estado. Lo único que quiere un adulto mayor es envejecer con dignidad y amor.