“Ese supuesto caso de Caroní soy yo”

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Foto: referencial.

Después de saber el parte de los casos de COVID-19 en el país, como de costumbre, monté todos los datos en mi estado de WhatsApp utilizando esta herramienta para informar a las personas que quizás no tengan un radio, un televisor o sencillamente no quieran escuchar todo ese discurso.

Eran las 8:57 de la noche cuando sonó mi celular. Era una nota de voz de 4 minutos de duración en respuesta al estado que decía «19 de los 249 casos son del estado Bolívar, 18 en Gran Sabana y 1 en Caroní».

Me sorprendí, porque quien me envió la nota de voz lo que suele enviar son fotos y promociones de los productos que vende.

Solo lo escuché los primeros 10 segundos cuando dijo “Hola Cristóbal, ese supuesto caso de Caroní soy yo”. Pausé la nota e inmediatamente le pregunté: ¿Por qué supuesto? ¿saliste positivo en la prueba PCR?

Y me respondió: «no, en la prueba rápida».

Me pongo a escuchar la nota nuevamente. Entre una cosa y otra decía que el fin de semana pasado se sintió mal con dolor de cabeza, fiebre y congestión nasal; quería visitar a sus abuelos pero se dijo a sí mismo, “nada, tengo los síntomas”. Por lo que se fue al módulo de salud para descartar porque no quería contagiar a los viejos. 

Le hicieron la prueba rápida a las 10:00 de la mañana y dio positivo.  Lo dejaron esperando en una de esas sillas que son cómodas unos minutos, pero después se ponen pesadas.

Ya te vienen a buscar”, le dijeron. Ese “ya” se convirtió en más de 12 horas sin comer, sin atención, aislado en esa silla. Fue a las 11:00 de la noche cuando una ambulancia pasó por él para trasladarlo a una sala improvisada de atención.

Lo ingresaron sin datos, sin preguntarle nada. Lo enviaron a una habitación con otro paciente. No fue sino hasta dos días que logró conversar con una enfermera que pasó cerca de donde él estaba y le contó que no le hicieron historia antes de ingresarlo.

El día siguiente le hicieron la prueba PCR y la enviaron a Caracas a esperar los resultados; ese mismo día le tomaron la temperatura, pero sin saber si tenía fiebre o no, porque el termómetro infrarrojo no marcaba nada, por lo que el doctor colocó la temperatura «a pepa de ojo», como dicen.

A tomar Cloroquina

Mientras él sigue esperando por el resultado de la PCR, conversó con algunos pacientes. El muchacho es inquieto, ya no siente nada de malestar. Entre ese andar en los pasillos, solo, sin personal de salud que supervise, comenta en la nota de voz que hay personas con más de 20 días esperando los resultados de la misma prueba y no les dicen nada, solo los ponen a tomar Cloroquina.

Eso es lo que me espera”, imaginó.

“La atención no es la mejor, no hay nada. Aquí estamos solos. A una señora le dieron Cloroquina, una pastilla y media, y se le subió la tensión. Se la bajaron a una (pastilla). Aquí hay personas que tienen más de un mes, hasta 68 días, y siguen sin el resultado del PCR y les han dado de alta a las personas que tiene en sus contactos”, sigue relatando.

Eso que dice “El Pasante”, como lo tengo registrado en mi celular, no escapa de la realidad que se vive en los centros de salud y en esos espacios “acondicionados” para atender a los pacientes de COVID-19.

Son muchos los videos y audios circulando por las redes de estas personas que, asintomáticas o no, son sometidas al aislamiento y deben esperar por el resultado de una prueba que solo se procesa en la capital del país, sin saber qué cantidad deben realizar o cuántos hay en cola.

Pacientes con 68 días esperando el resultado, sin recibir ni siquiera comida de los familiares. Algunos que tienen celular lograrán comunicarse, pero mientras esperan, están prácticamente presos.

La comisión nunca llegó

Pero no todo termina ahí. Como a esa nota de voz le faltó, le pregunté si lo habían interrogado, si sabían que él vendía dulce. Me respondió que sí.

Ahora debería venir un operativo de despistaje, casa por casa, o visitar a los familiares de El Pasante, pero no fue así.

La pareja, los primos, hermanos, compañeros y todos los de la casa se cansaron de esperar la comisión de salud pero nunca llegó, por lo que decidieron ir hasta el módulo, se hicieron la prueba y salieron negativos.

El Pasante lleva 10 días, la segunda prueba le salió negativa, no tiene síntomas, pero está junto a otras 80 personas entre positivas y negativas, pero sin resultados de la prueba PCR.

Hay personas que han llegado de Brasil, Colombia, Bolivia… niñas, mujeres embarazadas, personas mayores de 60 y 70 años esperando ese resultado para terminar de llegar a sus destinos.

Esto es un completo despelote”, escribe El Pasante.

Cada día vemos en las redes sociales de la gobernación del estado Bolívar que van casa por casa (por la mía pasaron una sola vez), que hacen millones de pruebas, pero después de los resultados, ¿qué viene? La atención de esos pacientes es otra, casi inexistente.

¿Hace falta que venga la comisión de la ONU para el municipio Caroní, así como fue a Santa Elena de Uairén?

Eso no lo sabemos. Mientras tanto, El Pasante seguirá esperando hasta que le den de alta y se vaya a su casa a seguir trabajando.

Ojalá así sea.