Durante el encuentro Constructores de Paz, de la Red de Acción Social de la Iglesia, en su edición número 13, la hermana María de Dolores Palencia desde México expresó que es necesario impulsar desde las comunidades el perdón.
“Es poner la disposición del corazón a perdonar y acoger. Es como dar algo nuevo a cada persona y recibir con novedad cada situación en relaciones de familias, de trabajo, comunidad o sindicato. Es descargar el corazón de resentimientos y rencores frente a la humillación y las injusticia especialmente frente a las personas migrantes”, destacó.
Asimismo, la religiosa reflexionó que es importante buscar la manera de como los migrante puedan dejar de vivir las humillaciones, injusticias y malos tratos que sufren durante todo su camino.
“Si no liberamos los rencores y los resentimientos, ¿cómo vamos a poder sanar?, ¿cómo van a poder seguir caminando con su sueño y su ilusión?”, manifestó.
La religiosa resaltó que a partir que se practique más el perdón, comenzará un camino lleno de paz y fraternidad, y se podrá tener un avance en conjunto.
¿Una paz impuesta?
Por su parte, la socióloga Yulimar Subillaga explicó la diferencia de tipo de paz que se puede percibir en la sociedad venezolana, poniendo como ejemplo las dos zonas de Caracas, Catuche en el centro de la capital y la Cota 905 que se encuentra al suroeste.
Subillaga consideró que es una paz impuesta lo que el gobierno nacional hacen cuando ejecutan los operativos policiales, que contrasta con el llevar a cabo un buen diálogo y encuentro.
La socióloga elogió como en la comunidad de Catuche tienen encuentros con los que logran solucionar problemas de sus vidas cotidianas.
“Entonces cuando hablábamos de la paz es muy importante esta colaboración conjunta y esta experiencia de dialogo como medio de alcanzar la paz”, expresó.
Asimismo, destacó la importancia de seguir adelante para conseguir la paz a través del respeto de los derechos humanos, agregando que se debe impulsar mayor educación para los jóvenes.
