Mariolina Castelli, psicóloga que egresó de la Universidad Católica Andrés Bello y especialista en psicología escolar, conversó sobre el manejo emocional en las conductas disruptivas en el programa Alianza por la Educación, que se transmite por la señal de Radio Fe y Alegría Noticias.
En principio, Castelli explicó de qué se trata una conducta disruptiva e indicó que en toda familia, colegio o en cualquier entorno, se pueden reconocer niños que no paran de hablar, que desafían constantemente a la autoridad o molestan de manera chocante a otras personas o la disciplina de las escuelas, y no respetan los derechos de otros niños. “Es incumplimiento de normas, es desobediencia”, dijo.
La especialista resaltó que cuando existen conductas disruptivas no se debe perder el origen de las mismas y esta tiene que ver con los comportamientos que vienen desde el hogar. “En el hogar los padres reprochan o generan un conflicto a raíz de esto y ¿qué hace el niño? Aumenta la conducta difícil, aumenta el conflicto con los padres y se genera un espiral que debemos romper y reforzar las conductas educativas”, precisó.
¿Cómo se trabaja este tipo de conductas en un salón de clases?
“En el salón hay un tipo de comportamiento pasivo-agresivo que no debemos usar nunca ante estos casos, los pasivos, por ejemplo, son cuando los docentes no hablan, no dicen nada y hasta sienten temor hacia el niño”, dijo Castelli, quien agregó que ante este tipo de situaciones es necesario que al niño se le mire a los ojos y no tomar la situación como algo personal.
En ese sentido, indicó que investigaciones demuestran que la mejor manera de mejorar las conductas disruptivas es generar “relaciones positivas y motivacionales con el niño. Si no logramos esto, no podemos establecer normas claras ni con el grupo”.
Observar conductas positivas
Por otra parte, Castelli resaltó que al niño se le debe resaltar las conductas positivas que, aunque pueden ser sútiles, son importantes. Por ejemplo: cuando sonríe, participa, entre otros elementos que el docente debe apoyar una vez que los descubra y que “la conducta disruptiva no implique un daño a otros”.
Las conductas disruptivas aumentaron luego de la pandemia
Adicionalmente, la especialista en psicología escolar señaló que las conductas disruptivas aumentaron a raíz de la pandemia porque en muchos hogares los padres trataron de mantener a sus hijos bajo el entretenimiento de series o juegos violentos en lugar de los juegos tradicionales con carritos o muñecas.
A su juicio, los comportamientos fuera de lugar se deben manejar con técnicas de calma, es decir, no perder el control. Aconseja que al niño se le debe recomendar a respirar y empatizando con él. Al menos, esto podría ser una opción en los centros educativos.
“Para los muchachos más grandes quizá la técnica de la calma no le va a funcionar mucho pero si le voy a permitir que salga, que camine un poco, sería como un acuerdo entre docente y estudiante. Esto es algo que se debe hacer en privado. En cambio, si lo voy a elogiar, que sea en público”, dijo.
Por último, resaltó la importancia del trabajo con las familias y que todas las conductas disruptivas que lleguen al colegio es por la manera de educar y criar dentro de los hogares y que el rol de los educadores en los colegios será romper con lo que los niños han visto en sus casas.
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