En la zona norte de Maracaibo se pueden visualizar edificios lujosos y villas con casas relativamente modernas, junto a una gran variedad de centros comerciales y restaurantes. Esto evidencia dos cosas: primero que esta es la zona más privilegiada de la capital zuliana; y segundo, que hay un gran contraste entre estas edificaciones y las que existen en otros sectores de la ciudad, que con el pasar de los años quedaron aislados del desarrollo urbano.

De hecho, desde las ventanas de algunos de estos edificios se pueden observar algunos sectores humildes, donde abundan casas cubiertas con latas de zinc. 

Cerca del Sambil, el centro comercial más importante de Maracaibo, se encuentra el barrio Brisas del Norte, cuyos habitantes muchas veces tienen que cocinar con leña por falta de gas doméstico y solo cuentan, en el mejor de los casos, con agua por tubería cada 15 días, viéndose obligados a pagar a choferes de camiones cisternas que pueden vender un tanque de agua hasta en 5 dólares, lo cual para muchos resulta inaccesible. 

En este barrio ha pasado toda su vida Fabiola González, una mujer de 33 años que vive con su madre, sus dos hermanas, su cuñado y 14 menores de edad, de los cuales cuatro son hijos de ella, siete de su hermana mayor y tres de su hermana menor. 

Fabiola contó que el único que trabaja en su familia es su cuñado que, a pesar de que se esfuerza bastante, lo que hace no le da para mantener el hogar. “A veces comemos una vez al día o dos veces al día. Depende de mi cuñado, porque él es el único hombre que está aquí”, dijo la entrevistada a Radio Fe y Alegría Noticias.

Según ella, la mayoría de las veces comen arepa con mantequilla por las noches y, cuando al cuñado le va bien en su trabajo, es que pueden comer arroz con pollo o carne.

Casa de Fabiola González en el barrio Brisas del Norte. Foto: Graciela Portillo | Radio Fe y Alegría Noticias.

El cuñado de Fabiola es plomero independiente, por lo que no cuenta con un ingreso fijo: su trabajo es más bien un “de vez en cuando” pues, con suerte, le pueden salir uno o dos trabajos a la semana, porque a veces puede durar hasta 15 días sin trabajar. Con ello, gana entre 30 y 60 dólares, en un país donde la canasta alimentaria familiar supera los 500 dólares. 

“Yo a veces me acuesto pensando: ‘Dios, ¿de dónde voy a sacar plata pa’ comer?’”, expresó Fabiola, quien comentó que su angustia empeoró durante las vacaciones escolares de sus hijos en agosto del 2023, porque en la escuela a la que asistían al menos a ellos les daban comida. 

Recordó que cuando los enviaba a clases su mamá le decía que no importa si ellos no comían, porque como adultos pueden aguantar, pero ella está amamantando a un bebé de tres meses, lo que se podría convertir en un caso de riesgo porque no se está alimentando bien.

El salario mínimo en el país no ha sido aumentado desde el año 2021: actualmente es de 130 bolívares, que equivalen a poco más de 3 dólares, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela. 

Sin embargo, estudios de organizaciones y entes gubernamentales demuestran que la mayoría de las personas que trabajan ganan mucho más que el salario mínimo oficial, además de que los empleados públicos empezaron a ganar a partir del 1 de febrero un salario mínimo integral de 100 dólares, que se divide en 60 del llamado bono de guerra económica y 40 de cesta ticket, lo que no tiene impacto en los pasivos laborales.

En agosto de 2023, la Alcaldía de Maracaibo publicó un estudio denominado “Radiografía pública de una ciudad”, que arrojó como resultado en materia de ingresos y poder adquisitivo, que el 79 % de la población marabina sobrevivía con menos de 100 dólares mensuales y, de ellos, 37 % manejaba 25 dólares o menos mensualmente. Asimismo, se informó que existía un 32 % de la población que se dedicaba al trabajo informal.

Por su parte, la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) reportó en su informe de Seguridad Alimentaria en Maracaibo y Cabimas – agosto 2023 que gran parte de los hogares no cuenta con los recursos económicos para adquirir cantidades suficientes de alimentos, de calidad, nutrición y especificidad para los requerimientos de cada persona. 

Maracaibo después del apagón

Maracaibo es conocida como una de las ciudades que más administra petróleo en Venezuela. Durante gran parte del siglo XX, fue considerada la capital petrolera del país, cuando las inversiones estadounidenses no cesaron durante años. 

Esto significó un crecimiento económico, cultural y urbanístico, pues la ciudad se convirtió en sede de grandes empresas petroleras, lo que propagó oportunidades de empleo a su población.

La compleja dinámica económica de los últimos años ha creado una brecha, donde un grupo de la población encuentra oportunidades, mientras otra parte lucha por sobrevivir. 

En la historia más reciente, se recuerda que durante el apagón nacional del año 2019 Maracaibo fue una de las zonas más afectadas. Durante aquellos días, Fedecámaras Zulia aseguró a través de un comunicado que más de 500 comercios y empresas fueron saqueados en la entidad, entre los que destacaban farmacias, supermercados, galpones de almacenamiento, tiendas de calzado y de ropa, jugueterías, ferreterías, licorerías, embotelladoras, fábricas de hielo e industrias lácteas.

Estos saqueos tuvieron un impacto negativo en la economía local, ya que muchos comercios tuvieron que cerrar sus puertas por los daños sufridos y la falta de seguridad. La situación se tornó complicada, con la pérdida de empleos de decenas de personas. Por ejemplo, el Hotel Brisas del Norte, ubicado muy cerca del barrio donde vive Fabiola, quedó completamente desvalijado, las pérdidas fueron incalculables y más de 60 trabajadores quedaron sin trabajo.

Barrio Brisas del Norte, ubicada cerca del Sambil de Maracaibo. Foto: Orlando Montilva | Cortesía.

Desde aquel apagón nacional, han habido indicios de mejoría en la economía marabina. La Unidad de Información y Estadística de la Cámara de Comercio de Maracaibo, a través de un estudio, determinó que durante el 2023 de 1809 establecimientos comerciales ubicados en los principales corredores viales, 1189 permanecían abiertos y 620 cerrados. 

Sobre los locales, un dato que resalta es que 7 % reabrieron sus puertas con la misma actividad económica durante el primer semestre de 2023, mientras que 16 % de los locales abiertos realizan una actividad económica distinta desde el primer semestre de 2023. 

En comparación al estudio realizado en el año 2022, se evidenció que hubo un incremento en los negocios que hacen vida en la ciudad, pues se lograron encuestar 1356 locales, de los cuales 727 se encontraban abiertos al público y 629 cerrados. Es decir, se ha registrado un incremento en los negocios, aunque a muchos de estos sitios solo puede acudir un grupo privilegiado de la sociedad.

Entre Orquídea y canchas de pádel

En la zona oeste de Maracaibo fue inaugurado, el pasado domingo 29 de enero, la primera etapa del Parque Monumental Ana Maria Campos por parte de la Gran Misión Venezuela Bella. 

El parque posee una extensión de 33 hectáreas, de las cuales ocho hectáreas ya se encuentran ocupadas con la instalación de parques para niños, canchas y fuentes interactivas de agua. 

Foto aérea del Parque Ana María Campos. Foto: Cortesía.

A través de las redes sociales se comparten decenas, especialmente de la cascada ubicada en la entrada, el largo túnel de agua, una fuente matriz y una interactiva, además de dos lagunas, e incluso se han hecho virales algunas propuestas de matrimonio en el parque. También tiene una cancha de patinetas que, según la versión oficial, es la más grande de Latinoamérica.

La inauguración del Parque Monumental Ana Maria Campos, que no ha parado de llenarse desde su inauguración, coincidió con los racionamientos eléctricos que han vuelto a Maracaibo durante las últimas semanas y que son de entre cuatro y ocho horas todos los días.

Aunque la entrada al parque es gratuita, compartir en pareja, amigos o con la familia puede resultar relativamente costoso, con puestos de comida chatarra que, por ejemplo, venden combos de hamburguesa entre 5 y 10 dólares.

Otra de las críticas que ha surgido sobre el parque, es la gran cantidad de agua que se utiliza para sus distintos atractivos, mientras que prácticamente toda la ciudad está afectada por la distribución de agua potable que no llega de manera oportuna. De acuerdo a denuncias, hay sectores que pasan más de 20 días sin recibir el servicio y, en ocasiones, cuando llega no hay servicio eléctrico, por lo cual algunos vecinos no pueden recoger agua por la imposibilidad de encender una bomba para la falta de presión.

En este contexto, de aparente resurgimiento económico en la capital zuliana -que incluso incluye que se retomará el Festival Internacional de la Orquídea-, en los últimos meses ha proliferado la construcción de canchas de pádel, las cuales han encontrado un público importante que se ha animado a practicar este deporte. Según medios locales, hay más de seis canchas de pádel en la ciudad, incluyendo algunas en el Parque Monumental Ana María Campos. El acceso por una hora y media, en algunas de estas canchas, puede llegar a tener un costo de 30 dólares.

También vale resaltar que durante el mes de diciembre de 2023, el Centro Comercial Galerías Mall, ubicado igualmente al oeste de la ciudad, anunció que su pista de hielo, por la cual fue reconocido históricamente y que tiene 12 años sin funcionar, volverá a ser su principal atractivo.

Retomar esta apuesta mantiene a un porcentaje importante de la población a la expectativa, pues allí se podría practicar patinaje libre y patinaje artístico, e incluso se especula que habría una academia de hockey. 

El Centro Comercial Galerías Mall ha sido reconocido históricamente por su pista de hielo, que ha pasado 12 años inactiva y ahora será reactivada. Foto: Cortesía | La Vida de Nos.

En diciembre también se reportó la reinauguración del Parque La Marina, de la mano de la Gobernación del Zulia, en alianza con empresas privadas, quien lograron reactivar este lugar con una estructura de más de 50 metros de altura que ofrece una vista panorámica de 360 grados a la ciudad de Maracaibo y funciona un restaurante, luego de permanecer 30 años sin funcionar.

En el Parque la Marina hay canchas de pádel y tenis de playa, ferias gastronómicas y áreas para caminar, entre otras atracciones.

La paz que no sintió en Maracaibo

Virginia, una joven de 23 años que estudió Ciencias Políticas en una importante universidad privada de Maracaibo, decidió emigrar a Estados Unidos en 2023, a pesar de que observó un clima de mejoría económica en la ciudad. 

Cuando estaba en Maracaibo, tenía una vida más cómoda que la de ese 72 % de la población que sobrevive con menos de 100 dólares, pues su ingreso mensual era de 500 dólares, además de que sus papás en el exterior la apoyaban con algunos gastos. 

Según la encuesta Maracaibo en Datos de la CCM, los principales destinos de la migración marabina son Chile, Colombia y Estados Unidos. Asimismo, se reveló que un 65% tiene al menos un familiar directo que ha emigrado y 49% tiene algún familiar que está considerando emigrar.

El problema, según Virginia, es que la economía del país es fluctuante y para ella las oportunidades de crecimiento y desarrollo en Venezuela son limitadas, además de que temía ser perseguida por su rol de activista de derechos humanos, en una nación donde la Asamblea Nacional discute un proyecto de Ley para regularizar las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que “va en contra de los estándares internacionales”, según dijo Victoria Capriles, directora ejecutiva del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana (CDH-Unimet), al programa De Primera Mano de Radio Fe y Alegría Noticias.

Para Virginia, quedarse en el país implicaba vivir sometida a un temor constante al desconocer lo que le podía pasar. Ahora en Estados Unidos siente esa paz que a veces sentía que no tenía ejerciendo activismo en Maracaibo.

Una reactivación “zigzagueante”

Adalberto Zambrano, economista y director general de la firma consultora Adalberto Zambrano Barrios Consultores (AZB Consultores), aseguró que hace ocho o 10 años atrás los niveles de pobreza en Maracaibo no se comparaban con los que existen en este momento.

“Hoy tienes mucho más nivel de pobreza, y cuando hay más pobreza hay más desigualdad”, afirmó en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias, al tiempo que advirtió que se necesita un acuerdo y una estrategia económica para lograr reducir la brecha social, que puede reducirse con un consenso económico y social que permita seguir hacia adelante.

Aunque la economía ha presentado una leve recuperación, Zambrano consideró que es una reactivación “zigzagueante”; es decir, que crece un poco y vuelve a caer en cuestión de meses. 

El problema, según él, radica en una ausencia de estrategia por parte de actores fundamentales ligados al gobierno local, regional y nacional, partiendo de que existe un marco nacional que condiciona cualquier iniciativa de índole económica.

“El vaivén político afecta y lo que necesitamos en Maracaibo es que haya un conjunto de políticas económicas, sociales, institucionales y sostenidas en el tiempo; es decir, sostenidas durante al menos 10 años para que Maracaibo pueda recuperarse con bases sólidas”, insistió. 

Foto: Lizaura Noriega | Foco Informativo.

Esperando que la llamen

Fabiola explicó que sus hijos cursan sexto grado, tercer grado y segundo grado, respectivamente, en una escuela pública cercana al barrio. Sobre ello, confesó que a veces sus hijos se cohíben de ir a clases porque no tienen zapatos o un simple pantalón. 

Ella desearía que la infancia de sus hijos fuese distinta, así como la que ella tuvo y que cuando recuerda se le aguarapan los ojos pues, junto con sus hermanas, no le faltó comida ni ropa para estrenar, e incluso llegó a tener los mejores juguetes del mercado. En contraste, a su bebé de tres meses casi nunca le compra pañales, pues suele priorizar medicinas, debido a que la mala alimentación hace que sus hijos sufran de constantes dolores de cabeza. 

“Yo aspiro conseguir un buen trabajo para darles lo mejor, o comprarles ropa y no tener a mis hijos sin pañales”, remarcó Fabiola, quien no pierde las esperanzas de que las cosas puedan mejorar para su familia.

Sus hijos no tienen conciencia de lo que están viviendo, pero ya han empezado a preguntarle por qué no tienen cuadernos o ropa. Ella contesta: “Dios proveerá”.

Cuando el gobierno paga la pensión, unos 130 bolívares, la mamá de Fabiola aprovecha para llevar a sus nietos al Sambil, pues en el barrio no hay parques ni plazas. No obstante, con esa cantidad de dinero es poco lo que puede comprarles en este centro comercial, al que por lo general va un grupo privilegiado.

Por eso se las ingenia: antes de llevarlos al centro comercial, compra refresco y panes. Incluso en algunas ocasiones advierte a los niños que no tiene dinero para comprarles nada, pero ellos igual se alegran de ir. 

El 2022 Fabiola migró sola a Colombia, específicamente Barranquilla, donde la recibió una prima. Viajó con la esperanza de mejorar la calidad de vida de su familia que se quedaba en Venezuela. Sin embargo, una vez que empezó a trabajar en suelo colombiano, se dió cuenta que lo que enviaba para su casa no alcanzaba, en parte por lo costoso que le salía pagar el arriendo y los servicios públicos.

Los números no daban y por eso decidió regresar. Ahora espera conseguir un trabajo en Maracaibo: ya ha enviado curriculum a varios lugares para realizar labores de limpieza, actividad en la que afirma que es muy buena, pero aún nadie la ha llamado.

Al ser consultada por el crecimiento económico en algunas zonas de Maracaibo, Fabiola responde: “Maracaibo ha mejorado en sentido a las urbanizaciones, pero no se meten a ver las necesidades que hay en los barrios”. 

Sigue todas nuestras entrevistas y la información que se produce desde las regiones uniéndote a nuestros canales de Telegram y WhatsApp.