Autos a toda velocidad invaden a Tucupita donde la gasolina vale oro

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Una calle muestra fisura en el centro de Tucupita | Radio Fe y Alegría Noticias.

Al caer la noche, una vez llegada la hora máxima permitida para la circulación, Tucupita, la pequeña localidad donde todos dicen conocerse y saber lo que allí ocurre, entra en una nueva realidad: autos y motocicletas de lujo y no tanto, toman las pequeñas calles para pistas de carrera y de sonido estruendoso; los decibeles de la pandemia penetran al “pueblo”.

Las madrugadas son de “rumba y velocidad” por las calles de Tucupita. A las 6:00 de la tarde, por un lado, acaba el horario permitido para la circulación peatonal y vehicular, mientras que por otro, ya estos carros y motocicletas mantenían sus festivales desde que en Venezuela se anunció el sistema de confinamiento denominado 7+7.

Un litro de combustible es revendido entre 2 a 3 dólares. Los lugares donde se expende son secretos a voces, ya que, de vociferarse públicamente, se acabaría un tipo de suministro que, aunque ilegal, representa la vida para los que no tienen oportunidad de surtirse en las gasolineras; se trata de un entramado que apunta no tener cese, al menos no mientras no haya suficiente para todos.

Tucupita estuvo hasta el pasado martes 08 de septiembre bajo el sistema de priorización de venta de combustible, que apenas incorporaba a los sectores salud, funcionarios públicos y de seguridad y alimentación.

Todo el sistema de seguridad de la entidad está bajo severo cuestionamiento si se toman en cuenta los reclamos sobre la falta de patrullaje en las comunidades. Los afectados han denunciado que los oficiales aseguran que no tienen combustible, de allí el disgusto de la gente.

Desde abril hasta la actualidad, los ataques delictivos se han incrementado en todo el Delta. A esto se añaden los autos y motocicletas que se pasean a gran velocidad en horas de la noche. Una realidad que se suma al cuestionado sistema de seguridad en la localidad.

Algunos vecinos consideran se trata de personas cercanas al gobierno regional o familiares de poderosos empresarios de la zona, quienes no temerían romper las normas ya que estarían amparados por el poder político y económico.

Mientras que por un lado está esta realidad, las detenciones hasta ahora han sido contra otras personas.