El gran ídolo de la música mexicana murió este domingo 12 de diciembre a sus 81 años de edad luego de permanecer hospitalizado cuatro meses después de sufrir una aparatosa caída en el mes de agosto.
El llamado Charro de Huentitán será recordado por decenas de generaciones que vibraron con él la mayoría de sus canciones y que cpn su público las convirtió en éxitos imperecederos. Y según decía aún tenía mucho que regalarle musicalmente a su gente.
A finales de 2020 anunció que tenía muchísimo material preparado en su famoso rancho Los tres potrillos: “Tengo más de 100 álbumes en el mercado y he grabado más de 300 canciones que aún no se han dado a conocer. Mi vicio es cantar”, dijo hace un año.
Su esposa Cuquita Abarca, sus 3 hijos Vicente jr, Alejandra y el reconocido cantante Alejandro Fernández estuvieron acompañándolo en sus últimas horas de vida. De hecho, este sábado 11 de diciembre en pleno concierto Alejandro se desplomó en llanto sobre la tarima y le pedía a los asistentes orar por la vida de su padre.
Fernández entró en terapia intensiva el pasado 9 de diciembre cuando presentó un cuadro de complicaciones respiratorias.
Chente, como también se le conocía, nació un 17 de febrero de 1940 en el pueblo de Huentitán El Alto, Jalisco, México. Este lugar le daría su apodo más conocido, es decir, El Charro de Huentitán.
Desde niño quiso ser cantante al ver las películas de uno de sus mayores ídolos: Pedro Infante. A los 8 años comenzó a estudiar música folclórica de su país.
A pesar de las vicisitudes que sufrió en su juventud para ser reconocido como cantante de rancheras mexicanas, la muerte de su paisano y admirado Javier Solís le abrió las puertas al estrellato. Lo demás ya es historia.