Una Palabra Oportuna 3148

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Un espacio para caminar con Jesús

Tips para discernir la realidad
Lunes 25 de marzo de 2024

Por: Antonio Pérez Esclarín

Orar en un silencio agradecido

Si somos coherentes con la celebración de la Semana Santa, y aunque tenemos derecho a descansar y relajarnos de tantos problemas, penurias y penalidades, deberíamos apartar un tiempo para orar en un silencio agradecido y asomarnos a la hondura del amor y la entrega de Jesús, que llevó hasta las últimas consecuencias su proyecto de construir un mundo de justicia y fraternidad.

La Semana Santa comenzó ayer domingo de Ramos, con lo que se conoce como la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, aunque en realidad tuvo muy poco de triunfal. Entró montado en un burrito como los campesinos y no en un brioso caballo como los conquistadores. No hubo tambores ni trompetas gloriosas, arcos de triunfo, grandes séquitos, cuerpos de seguridad ni multitudes tarifadas, obligadas a gritar y aplaudir o funcionarios y arribistas que buscaban disfrutar de los beneficios y lujos que emanan del poder, como acostumbran hoy los poderosos y dominadores; solo unos pocos pueblerinos que reconocieron en Jesús al poeta de la misericordia, al sanador de sus dolencias y enfermedades, al amigo de los pobres y menesterosos.

Llenos de una verdadera alegría empezaron a clamarle y como muestra de su admiración y respeto, alfombraron el camino con sus mantos y con ramas y flores, que cortaron del monte que crecía en las orillas del camino, algo muy sencillo nada ostentoso. El triunfo de Jesús va a consistir en la fidelidad a su misión de construir el Reino, una sociedad justa y fraternal que le llevará hasta dar su vida.

Con Tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.