Una Palabra Oportuna No. 1345

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palabra

Oración de la mañana. Lunes 11 de octubre de 2021.

Por Herlinda Gamboa. Narra Julitze Mayurel.

Cafecito de la esperanza en camino de conversión

Señor Jesús, el hombre, desde su libertad, y tocado por la gracia, tiene que decidirse y optar por Dios. A veces, siente el peso del “silencio de Dios”,  quiere asideros, ansía signos y evidencias; cree, que de esa manera arribará más fácil al puerto de Dios. Los jefes religiosos piden signos, pero con “perversas” intenciones. Rechazas los signos espectaculares que le reclaman. Tú eres la señal, la revelación, la palabra de Dios, en los milagros solías repetir “no se lo digan a nadie”. Jonás y Salomón; eran menos que tú y sin embargo suscitaron la conversión de Nínive y la admiración de la reina del Sur.

Sin embargo, los de casa, los escribas y ancianos, se sabían muy bien la ley y los profetas, pero sus ojos estaban manchados. De nada servirían los signos, si no sabemos verlos. Solo tú eres nuestro signo. “La señal del cristiano es la santa cruz”, fe desnuda en Cristo muerto y resucitado. No necesitamos evidencias y seguridades. “Solo la fe nos alumbra”. Nuestro apoyo y seguridad eres tú, nada más. Tenemos la gracia de muchos milagros…no son “maravillosos”. Son tantos cristianos buenos, mártires, ciencia puesta al servicio de los demás, profetas que nos iluminan el querer de Dios sobre nuestro mundo.

En este amanecer te buscamos y pedimos tener los ojos limpios para descubrirte como el único  signo de salvación siempre presente. En el relato donde expulsas un demonio que había dejado mudo a un hombre, ofreces un signo de vida a una persona oprimida, excluida. Algunos dudan, otros piden un signo diferente y algunos se sorprenden, para todos ellos es difícil abrirse a tu acción y presencia, les supone un cambio, una apertura.

Ante la obstinación y el rechazo de esta generación reaccionas con firmeza afirmando que las palabras de Jonás, las cuales invitaban a la conversión, fueron acogidas como signo de la presencia de Dios, de su compasión.

Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.