Una Palabra Oportuna No. 1693

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Oración de la mañana. Domingo 03 de abril de 2022.

Por Herlinda Gamboa. Narra Julitze Mayurel.

Cafecito de la esperanza en el quinto domingo de Cuaresma

Señor Jesús, algo nuevo está brotando, eres el Dios de las sorpresas, de las mañanas nuevas, de las tardes y noches por estrenar. El Dios de la belleza de cada criatura, de las más pequeñas e insignificantes. De las sonrisas nuevas de los niños, de las fuerzas jóvenes, de las nuevas caricias de novios y jóvenes esposos; de la vida que se está gestando, de nuestro estreno como padres o abuelos; del detalle cariñoso, siempre nuevo y bienvenido aun después de cincuenta o más años de casados… ¡No recordemos tanto el pasado! Lo antiguo puede ser maravilloso, cuando nos permite ver lo nuevo que la vida nos presenta.

Eres siempre nuevo, y nuevo es todo lo que haces”. Este domingo te encontramos en una escena impresionante…estás viendo la mujer: con sus pecados, también con sus virtudes; su miseria y su grandeza, Con su historia de bondad y maldad. La estás viendo con sus grandes posibilidades de futuro. No te interesa el pasado entras con ella en el mañana desde su presente. En lo que aún puede llegar a ser. Si la presencia de los fariseos la hunden, tu presencia  le anima, le hace confiar y esperar… Llegó el feliz momento, se quedó a solas contigo. ¡Qué alivio! Comenzó a respirar y a sentirse persona. Se acabaron las piedras, gritos e hipocresías.

Está con su gran defensor, el único que le hace levantar la cabeza, que ha descubierto en ella “la mujer” y no sólo “la pecadora”, en medio de aquella oscuridad, le ha hecho ver la luz. En la humillante soledad, le ha dirigido palabras de cercanía, dulzura, cariño. Quedaron solos “la gran miseria” y “la gran Misericordia”. ¿Nadie te ha condenado? Nadie. Yo tampoco.  Tu oficio es salvar: vete con la seguridad de un perdón, con la mirada arriba. Vete con dignidad…Vive, tienes muchas cosas buenas por hacer… Disfruta de la vida. ¡No peques más! El pecado te ha puesto al borde del fracaso total.  Has llegado como un trapo, rota, ahora sales renacida. No peques, ese camino no te hace feliz. Y yo quiero que lo seas…

Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.