La congregación católica de la comunidad de Bella Vista, en Bolivia, ha iniciado una lucha para rescatar a los niños y adolescentes del narcotráfico que azota a la región.
«Tenemos niños y adolescentes, chicas y chicos de las riberas del Río Blanco, del Río Iténez. […] Estoy dispuesta a dar la vida por mis jovenes, a luchar por los niños, que no se prostituyan, que no se dañen», dice Tatiana, una de las madres misioneras de la congregación.
Muchos de esos pequeños son hijos de trabajadores del campo, de bajos recursos y que están vulnerables a los vicios de la delincuencia a los que están expuestos en el lugar.
Es esto lo que motivó a los feligreses a brindar su atención a estos jóvenes para llevarlos por el buen camino.
Un comunicado de los ovispos de la Repal, en uno de sus puntos, habla de la necesidad de salvar a los más pequeños:
«Mirar a la juventud hundirse paulatinamente en una pérdida de valores, de la salud y de la vida, por las consecuencias del narcotráfico y no actuar para arrancarlos por miedo, o por supuesta tranquilidad, nos hace cómplices de los que lucran con la producción de drogas a costa de la vida y los valores de las nuevas generaciones».
Amenazados
Recientemente, esta misma comunidad decidió enfrentarse a las bandas de narcontraficantes, rompiendo el silencio y denunciándoles ante las autoridades, lo que ha ocasionado constantes amenazas. Sin embargo, continúan luchando.
«Me mandaron a decir que me callara porque me iban a hacer desaparecer. Y le dije a esa persona que vino a amenazarme: ‘no tengo miedo, si algún día quieren hacer que desaparezca, que en la propia plaza de mi pueblo, que sean valientes y ahí, me terminen'», dijo Tatiana entre lágrimas.
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Con información de Mercedes Fernández, de Radio Santa Cruz, para Aler Contacto Sur