Joaquín Ortega: “Se está conformando un nuevo pacto de élites”

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Diálogos en México - Gobierno y oposición de Venezuela
Foto: Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega.

El ángulo es alto y completamente intencional. La idea es que, obviamente, se vean todos. Es la primera foto oficial de una nueva ronda de negociaciones entre el Gobierno de Nicolás Maduro y sectores de la oposición venezolana que se realizan en México, con el apoyo de Noruega, Países Bajos y Rusia.

Del lado derecho, donde se sientan los actores que representan a Maduro, se observan sonrisas leves y no tan leves. Del lado izquierdo, prácticamente nadie hace ni siquiera  el esfuerzo por sonreír.

Uno de los que efectivamente no sonríe es Freddy Guevara, quien reemplazó a Carlos Vecchio, luego de que éste anunciara su retiro de las negociaciones, afirmando que él y su grupo no serían “la excusa que use la dictadura para eludir el camino que nos lleve a la solución real de esta crisis”.

Guevara está en una esquina y, diagonal a él, a unos pocos metros, está Jorge Rodríguez, quien en julio lo acusó de estar vinculado al temible “Koki” y los hechos violentos que se registraron en la Cota 905, al oeste de Caracas.

 “Freddy Guevara no está desaparecido, está preso por intento de operar hechos contra la República”, dijo Rodríguez el 13 de julio, horas después de que Guevara fuera detenido.

Ahora, luego de que Guevara fuera liberado, ambos están sentados en una mesa en México para dialogar, o al menos intentarlo. Algunos dirían que este hecho se traduce como la magia de las negociaciones, pero Joaquín Ortega, politólogo y profesor universitario, ve otra cosa: “un nuevo pacto de élites”.

“Digo élites no porque sean los mejores en términos éticos, sino porque están organizados y mentalizados para mantenerse en el poder”, expresó en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias. “Tanto el gobierno como la oposición visible funcionan como los garantes de un equilibrio sistémico en donde la gobernabilidad nunca ha estado en riesgo, solamente se han puesto a prueba los niveles de compromiso para mantener al status quo”.

“Mientras tanto, el propio sistema chavista va generando su propia generación de relevo y sus propios críticos internos. La juventud revolucionaria va haciendo una impugnación moderada a las acciones de sus jefes. Jefes estos, que les han enseñado y permitido todo, claro está. Por otro lado, las cabezas económicamente mejor puestas pretenden hacerse de los negocios que vayan pudiéndose hacer en esta fragmentada realidad productiva/extractiva”, agregó.

Discursos rabiosos con la voz quebrada

En esta nueva ronda de negociaciones el tema central es establecer un cronograma de garantías para que partidos contrarios a Maduro participen en las elecciones a gobernaciones y alcaldías del próximo 21 de noviembre, mientras los representantes del Gobierno piden el levantamiento de las sanciones internacionales.

“Nuestro liderazgo político solamente sabe hacer marchas, concentraciones y dar discursos rabiosos con la voz quebrada”, reflexionó Ortega. “No han querido esencialmente deshacer un entuerto que les permite vivir bien y sin responsabilidades. La culpa nunca será de ellos, sino del gobierno. Ir a votar con todas las críticas reales al sistema automatizado y a toda la estructura poco transparente del CNE prevé un resultado que muchos ciudadanos tienen claro. Parece un chiste malo repetido”.

Para él, los venezolanos son rehenes de un sistema político que estrangula económicamente y que reduce la posibilidad de pensar y opinar autónomamente, mientras los Partidos Políticos, “salvo algunas excepciones”, viven del “entramado que el poder les ha permitido codirigir”.

“Son necesarios para justificar las inversiones de ONG´s norteamericanas y europeas y son claves para legitimar al gobierno cada vez que sea necesario. Para eso existen y para eso están diseñados”, argumentó.

“El problema es que la represión, el hambre, la miseria y los voceros y medios que crean opinión distractora, no han permitido articular esa realidad en un discurso coherente de borrón y cuenta nueva; de aprendizaje y superación; de proyecto político nacional integrador”.

“Queda mantenerse vivos, cuerdos”

Joaquín Ortega, quien lleva años escribiendo y analizando acerca del poder tanto para medios de comunicación, como en conferencias o materiales audiovisuales, sostuvo que “toda revolución pretende eternizarse en el poder” y que “el chavismo es una mezcla de estilos, pero en la práctica es un modelo hegemónico de ejercicio permanente en el poder”.

“Tienen una gran capacidad para maniobrar, corromper, estimular, integrar, incorporar o darle de baja a actores peligrosos para el mantenimiento del sistema. Han aprendido del caudillismo venezolano, del medinismo, del trienio adeco, de la infiltración comunista, de las prebendas pretorianas”, señaló. “La demagogia y el populismo son sus estilos y no hay rubro económico que no esté puesto al servicio del mantenimiento de la Nomenklatura política, de sus cogollos, de sus socios nacionales e internacionales”.

Ortega cree que la Checoslovaquia del 68, el Hong Kong de 2019, la Rusia de Putin y la Turquía de Erdogan, “no tienen nada que envidiarle a los asesinatos y persecuciones de 2014, 2016 y 2017” en Venezuela.

“Quien no pasó hambre en 2016 en el país fue sin duda un mínimo segmento de afortunados, por decir lo menos. El daño antropológico ocasionado a la niñez venezolana lo viene denunciando la profesora Susana Raffalli desde hace al menos 10 años. Venezuela aumentará su diáspora porque es parte del diseño de éste modelo: expulsar lo que no sea dócil. Queda mantenerse vivos, cuerdos, reforzar éticamente a la niñez y la familia. Venezuela siempre se recupera muy pronto de episodios de guerra declarada. Luego de la guerra de independencia y de la guerra federal nos levantamos muy pronto en el contexto del comercio regional y mundial. El punto es que hay que abrir los ojos y darnos cuenta que se ha elegido hacer de nuestro país un gran terreno a ser explotado en sus materias primas”.

En medio de este panorama desalentador con el que describe la política venezolana, Ortega concluye que “un ciudadano que viva los tiempos de una tiranía global debe comenzar por forjar el carácter, pensar por sí mismo, cultivar el intelecto, practicar una vida ética, incluso si el entorno está en contra él todos los días”.

“En definitiva, que no se convierta en un número, en una estadística, sino que sea un individuo que haga lo mejor que pueda, en el lugar que pueda, durante el tiempo que se pueda. Sin ser la marioneta de los vendedores de humo de turno”, sentenció.