Una Palabra Oportuna No. 1915

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Oración de la mañana. Viernes 22 de julio de 2022.

Por Herlinda Gamboa y Julitze Mayurel.

Cafecito de la esperanza en la fiesta de Santa María Magdalena

Señor Jesús, compartimos un café de ternura, cuidado, pasión, valentía, generosidad y mucho amor.

Nos acompaña María, la Magdalena, apóstol de los apóstoles. Estamos con ella en el huerto donde se aspira el perfume de las flores y el rico sabor de las frutas maduras, aunque es de noche. Hay gratas presencias y amargas ausencias. También admiraciones, anhelos, suspiros y abrazos. Todo esto se hace presente en esta aparición de Maria contigo Resucitado. Discípula y Maestro se encuentran. Las relaciones deben ser diferentes. Queda prohibido: pretender retener el tiempo y volver a la situación anterior.

La Iglesia Esposa está aquí en la tierra y el Esposo que vive en el cielo, la atrae hacia arriba. Lo que importa es el amor. Nos hemos acostumbrado a pensar que la resurrección es solo una cosa que nos espera al otro lado de la muerte. Y nadie piensa que la resurrección es también aquí y ahora, entrar más en la vida.

¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás y nos empuja a avanzar hacia el futuro. No estás en la tumba, eres el Resucitado, el Viviente, el que siempre renuevas tu Cuerpo Místico. El ayer es tu tumba, hoy es la Resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad. Lo que define a María Magdalena fue su inmenso amor, ayúdanos a amar de ese modo, aprender su lección de conversión permanente al amor.

Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.