La Fundación Primeros Auxilios Ulandinos, mejor conocida como Paula, también se ha hecho presente en la tragedia del Valle del Mocotíes desde el principio.
Su presidente, Roald Gómez, conversón con Radio Fe y Alegría Noticias para «rendir cuentas» de su misión de ayuda y socorro. Antes rememoró que la fundación nació en el contexto de las protestas de 2017 «para atender a aquellas personas que quedaban heridas y tenían miedo de acudir a un centro hospitalario, entonces se empezó a formar un grupo de médicos para atenderlos».
Referente a la situación actual de las poblaciones afectadas por las lluvias, deslaves, derrumbes y desbordamientos, fundamentalmente en el municipio Tovar, Gómez precisó que se activaron ante la emergencia con la recolección de enseres y agua potable, inicialmente Cáritas, y también con las atenciones de primeros auxilios para los lesionados.
Uno de los primeros diagnósticos que reveló el activista estima que a lo largo de los días «vamos a observar importantes brotes de epidemias. Primero porque no hay agua potable. Además, las aguas servidas se obstruyeron y han brotado por todos lados y la contaminación va a ser muy alta. Van a florecer enfermedades como micosis, parasitosis, enfermedades bacterianas, y probablemente las empezaremos a ver en una o dos semanas».
Gómez recalcó que el objetivo de Paula es «cumplir una actividad médica pre hospitalaria y hospitalaria». En esa línea de servicio se han venido ramificando al establecer alianzas con otras instituciones y organizaciones humanitarias.
Uno de estos acuerdos ha sido con Cáritas de Venezuela, en su seccional de Mérida, con la cual se aliaron «desde hace dos años cuando estaba el boom de la ayuda humanitaria en Venezuela».
Referente a la situación actual de las poblaciones afectadas por las lluvias, deslaves, derrumbes y desbordamientos, fundamentalmente en el municipio Tovar, Gómez precisó que se activaron ante la emergencia con la recolección de enseres y agua potable, inicialmente Cáritas, y también con las atenciones de primeros auxilios para los lesionados.
Uno de los primeros diagnósticos que reveló el activista estima que a lo largo de los días «vamos a observar importantes brotes de epidemias. Primero porque no hay agua potable. Además, las aguas servidas se obstruyeron y han brotado por todos lados y la contaminación va a ser muy alta. Van a florecer enfermedades como micosis, parasitosis, enfermedades bacterianas, y probablemente las empezaremos a ver en una o dos semanas».
Lo que han encontrado en las visitas
En las dos visitas que ya han hecho a las zonas afectadas como Tovar y Santa Cruz de Mora. «Repartimos agua potable y algunos alimentos en Santa Cruz de Mora. Luego subimos a la zona de Tovar, el paso vehicular estaba interrumpido, y pudimos constatar la situación a través del cuerpo de bomberos, que llevaban todo cuantificado, cuántas están dañadas totalmente, cuántas parcialmente, cuántas muertes han ocurrido».
Reseñó que hace una semana «la zona más álgida era El Corozo, alto y bajo, Monseñor Moreno, en Carapita no se podía entrar. Hicimos fusiones con diferentes grupos de médicos como los del hospital de La Azulita, de la clínica Ejido, clínica Santa Fe y los voluntarios de Paula y de la facultad de medicinas, junto a paramédicos y sicólogos. Armamos cuadrillas y visitamos casa por casa ya que las personas no quieren salir en virtud del desastre».
El directivo describió tajantemente que «hubo casas que desaparecieron totalmente. En El Corozo, por ejemplo, hay una hilera completa de casas tapizadas. Hay personas que lo perdieron todo. Y lo más grave es que en las zonas todavía no hay agua potable. Tampoco tenían luz porque se dañó la sub estación eléctrica. Igualmente no tenían gas y la gente no sabía dónde podía cocinar».
A pesar del drama, dijo Gómez, «mucha gente empezó a donar harinas, granos, pero llevarlos en esos primeros momentos era un poco complicado porque la gente no tenía cómo cocinar. Por eso decidimos, en primera instancia, llevar agua, pastillas de potabilización de agua para los cisternas, pan y alimentos enlatados».
Luego paulatinamente han venido llevando «ropa, otro tipo de alimentos, medicamentos, y alguno otros insumos para ir recuperando las casas que aún se mantienen y que se presentan un daño parcial».
Prevé que a futuro se van a presentar serios problemas «porque en algunas casas ya están viviendo hasta 3 familias porque perdieron sus viviendas».
También habló de los trastornos sicológicos y para lo cual se necesita una atención especializada porque «obviamente esto les trastocó la vida y ahorita es fundamental unos auxilios primarios en ese sentido».