Una Palabra Oportuna No. 1256

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Espiritualidad. Viernes 30 de julio de 2021.

Por Antonio Pérez Esclarín.

Aprender a mirar como Jesús

Para ver nuevas todas las cosas en Cristo, como nos propone la espiritualidad ignaciana, necesitamos mirar a todos y todo con la mirada misericordiosa de Dios. Si el mirar de Dios es amar, como decía San Juan de la Cruz, debemos aprender a mirar como Dios para trabajar por convertir nuestro mundo inhumano en el reino del amor y la justicia por el que trabajó y murió Jesús.

Es importante mirar a Jesús, pero es mucho más importante dejarse mirar por Él. Encontrarnos con su mirada. Al encontrarnos con su mirada, esta nos hará contemplar nuestra vida y quitar todo aquello que nos impide mirar a los demás con cariño y compasión.

La mirada de Dios lo viste todo de ternura que rehabilita, porque el amor dignifica. Es una mirada creadora que despierta los mejores estímulos. Si uno siente la mirada amorosa de Dios, ya no se sentirá nunca indigno y sin valor. Volverá a tener confianza en sí mismo y en los demás.

Una mirada es algo muy sencillo, pero puede comunicar aceptación, compañía, comprensión. Puede llenar de fuerza al abatido, eliminar el odio más oculto, ser la chispa que encienda una nueva vida, cambiar el corazón más endurecido.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.