«El diálogo es la única solución para sobrellevar la situación en Venezuela»

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Diálogo en México entre la oposición y el Gobierno de Venezuela
Foto: archivo web

Para el jesuita venezolano Javier Contreras definitivamente el diálogo sigue siendo la única solución política «para intentar sobrellevar la situación en la que estamos».

Pero de antemano advierte que ese mecanismo ni es signo de debilidad para quienes lo implementen ni tampoco es una fórmula mágica «para pretender resolver todos los problemas del país«.

En conversación con Radio Fe y Alegría Noticias valoró como primer paso positivo que «ambos actores se reconozcan y eso es importante a destacar».

En cuanto a la excarcelación del dirigente opositor Freddy Guevara, Contreras resaltó que se da «en un contexto de una demostración de intenciones del gobierno cuando se llegó a decir que estaba injustamente encarcelado pero el hecho de que Freddy Guevara vuelva a la libertad no está necesariamente conectado con lo que podríamos luego de la negociación».

Sobre las expectativas de qué esperar de la negociación a largo plazo, el sacerdote opta por preguntarse primero «¿es si la esperanza está puesta en el diálogo para obtener un cambio político procesual o si estamos pensando única y exclusivamente en una composición de un escenario de cambio de gobierno?».

E hizo esta precisión en forma de interrogante «porque cambio político y cambio de gobierno son dos cosas muy distintas». Por esta razón cree que «lo que más podemos esperar en el corto y mediano plazo de este diálogo es el establecimiento de las condiciones para un cambio político que no operará idealmente ni de manera inmediata un cambio de gobierno».

¿Qué le interesa al gobierno y a la oposición conseguir en México?

El también politólogo afirmó que el principal interés de la delegación que representa al gobierno del Presidente Nicolás Maduro «está puesto en el punto 3 de los 7 puntos de la agenda que es el levantamiento de las sanciones y la posibilidad de que su grupo pueda hacer uso de ciertos activos en algunos países».

Pero para Contreras esa «posibilidad» que percibe el gobierno en esta nueva ronda de negociaciones es una oportunidad para mantenerse en el poder «tratando de maquillar la crisis económica sobre la cual ya no tiene ninguna capacidad real de solucionar en este momento».

Por parte de la oposición, representada por la Plataforma Unitaria, dijo que las motivaciones descansan en obtener garantías electorales y un cronograma electoral «para elecciones observables».

Sin embargo, llama la atención en enfocarse «en el punto 5 que es el de la convivencia política y social, la renuncia a la violencia y la reparación de las víctimas y este compromiso lo tendría que asumir el gobierno de Nicolás Maduro ya que hay unas víctimas como resultado de unas políticas que durante años ha causado discriminación, violencia y muerte».

Reconoció que en este punto no va a ser fácil que el gobierno ceda «pero la oposición puede insistir y puede obtener algunos beneficios no solo para su postura sino para lo que necesitamos que es la mejora de la cotidianidad nacional».

¿Los antecedentes sirven para algo?

Entre los antecedentes que han servido para llegar hasta este momento en México mencionó los intentos fallidos en República Dominicana, en Barbados, «lo que trató de mediar el Estado del Vaticano y que hoy día pueden valorarse para un grupo de venezolanos de que sigue siendo una demostración de que no valdría la pena intentarlo nuevamente pero para otros venezolanos y buena parte de la comunidad internacional esos antecedentes no son un fracaso en tanto allanaron el camino en cierta forma para llegar a México».

Asomó este punto del escenario internacional porque cree que de manera indirecta lo que se viene discutiendo en la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, «es un tema que el grupo de Nicolás Maduro quiere mostrar en la mesa de negociación con otra cara en momentos cuando el informe se muestra contrario a sus intereses y muy contundente en cuanto establece responsabilidades en violaciones sistemáticas de los derechos humanos».

Contreras apuntó que justamente esa complejidad que se vislumbra en México «es una condición de posibilidad para tratar de llevar adelante cualquier iniciativa en pro del restablecimiento de una mínima institucionalidad de la cual carecemos».