El Padre Manuel Aristorena, director general de Fe y Alegría Venezuela, expuso en un carta de bienvenida para el nuevo año escolar 2021-2022 varios alertas sobre el sistema educativo venezolano, en virtud de que «lastimosamente constatamos que la educación en Venezuela sigue en crisis».
Desde el Movimiento de Educación Popular y Promoción Social destaca que esta realidad está presente «aunque hemos hecho grandes
esfuerzos por llegar cada vez a más personas y ofrecer la mejor educación».
El jesuita describe problemas como desatención de todos los servicios públicos, pérdida de recursos de todo tipo y la desaparición de la educación gratuita para toda la población.
En este contexto recuerda que «Fe y Alegría nació en las periferias, donde no llegaba el asfalto y ahí, junto a las comunidades, fue construyendo sus escuelas para servir a los más necesitados».
Ante esto Aristorena enciende las alarmas cuando interpela, de manera urgente, que «hoy nuevamente, como en los inicios, tenemos el reto de levantar la educación de los sectores excluidos».
Venezuela necesita una población educada
En la misiva el sacerdote enumera una serie de elementos que distinguen lo que necesita el país para contar con una población debidamente educada.
Por ello señala que para que los integrantes de la sociedad venezolana sean educados «con valores y capacitada, con competencias productivas, ciudadanas y socioafectivas», es necesario e imperante que se invierta con creces en una educación de calidad.
Si este requerimiento no se cumple, apunta el director de Fe y Alegría Venezuela, «no habrá organización, producción, comercio, trabajo, servicios, vida social».
Fe y Alegría cuenta con las familias y sus maestros
En su reflexión que comparte con todo le país, Aristorena afirma que el Movimiento cuenta con las familias, padres, representantes, cuidadores y maestros para desarrollar una educación de calidad en todos los niveles.
En esa onda, hace recordar que «son los responsables directos de la educación de sus hijos» e invita a retomar las buenas prácticas desglosadas en el reciente año escolar porque «ya han demostrado de cuánto son capaces. Hagamos hasta lo imposible por ofrecerles una escuela segura, bonita, amigable y que invite a estar».
Sin embargo, el directivo, aunque no descarta las severas complicaciones económicas actuales por las cuales padecen las familias venezolanas, es contundente cuando señala que «el aporte económico de ustedes es primordial para ofrecer una educación de calidad a sus hijos».
Dicho de otra manera, Aristorena enciende las alarmas de la severa crisis por la cual también pasa Fe y Alegría en todo el país. En este punto asevera que si ese apoyo de las familias no llega, difícilmente se pondrá contar con «educadores que tengan condiciones dignas para educar».
A ponerle corazón en todo lo que se haga
A todo el talento humano de todos los programas nacionales de Fe y Alegría agradece «el empeño que han puesto para la atención de
nuestros estudiantes y participantes. Educar es nuestra razón de ser. Hoy nos preparamos para volver a los centros educativos con alegría y cargados de sueños. Sigamos demostrando nuestra voluntad, creatividad, constancia, apertura a los cambios y pasión en la búsqueda de alternativas».
Invita a ponerle el corazón a este retorno a la presencialidad «para seguir compartiendo un modelo de gestión educativa que combina lo pedagógico, lo administrativo, lo espiritual, con un buen clima organizacional y que no da la espalda a su comunidad».
Su mensaje también es alentador cuando anuncia que «además seguimos contando con un buen número de proyectos para contribuir con tu labor en medio de esta crisis humanitaria compleja».
Concluye ofreciéndole al país el aporte, su experiencia de 66 años y la cualidad de Fe y Alegría como movimiento educativo para «la recuperación de la educación. Una educación que transforma positivamente la vida de nuestros muchachos y comunidades; unos espacios seguros, agradables, cálidos, humanos».
Y también para «una educación que forma hombres y mujeres con alto sentido de ciudadanía democrática y fe firme en un Dios que como Padre y creador nos convoca al amor, la solidaridad y la paz».
Lea la carta completa aquí: